Vivir para contarlo
El excelente disco que los trajo de vuelta del infierno
Vivir para contarlo.23 años después
Lanzado el 14 de abril de 1997, "Ultra" es uno de los puntos altos en el catálogo de Depeche Mode. Desprovisto de contexto, destaca por contener algunos de los mejores singles que el grupo sacó en los noventa, como 'It's No Good' o 'Home', además de canciones tan interesantes como 'Sister of Night' o 'The Love Thieves'. Sin embargo, en perspectiva, es un pequeño milagro puesto en marcha por músicos exhaustos que, dado su turbulento acontecer, no tenían mayores esperanzas de completar un disco. Menos uno tan bueno.
Rebobinemos hasta el período entre 1993 y 1994, la promoción en vivo de "Songs of Faith and Devotion". Con 159 conciertos y escalas en los cinco continentes, fue la gira más grande de su historia. Y también la más dañina. Provocó el absoluto desgaste de las relaciones entre los integrantes del grupo. El escenario se volvió el único lugar donde interactuaban, el resto del tiempo no se dirigían la palabra. Incluso daban sus entrevistas por separado y, aunque se hospedaban en los mismos hoteles, pedían habitaciones en pisos distintos para nunca toparse.
Cada miembro del entonces cuarteto vivía su propia pesadilla. Físicamente debilitado por sus vicios, Dave Gahan a veces necesitaba inyecciones de cortisona para actuar en vivo. Sus adicciones fueron las mejor documentadas, pero Martin Gore también luchaba contra un monstruo: el alcohol. Mientras tanto, Andy Fletcher contradecía su fama de centrado con unas crisis nerviosas que lo obligaron a bajarse del tour Para Alan Wilder, el estrés fue demasiado: dejó la banda tras cumplir sus compromisos en el tour.
Lo peor vino terminada la gira. Gore y Fletcher volvieron a su Inglaterra natal para reponerse, pero Gahan siguió en Estados Unidos sin planes de mejorar su conducta. Por lo que cuenta en las entrevistas de la época, su peor maldición era el éxito porque le trajo un caudal de dinero. Simplemente no había freno para sus pulsiones drogadictas: su bolsillo le permitía comprar todas las sustancias que deseara. Paranoico, arrendaba lugares para encerrarse a consumir sin ser descubierto. Según diría después, llegó al punto de bloquear puertas y ventanas.
En 1995, Gahan trató de suicidarse cortándose las muñecas con una máquina de afeitar. Un dato escabroso, pero útil para dimensionar la depresión que sufría: lo hizo mientras hablaba por teléfono con su madre. Después de ese bullado episodio, Gore y Fletcher empezaron a temer por su vida. Pensaban que, en cualquier momento, los iban a llamar para avisarles del deceso. De todos modos, empezó a moldearse lentamente, y sin Gahan, lo que luego sería "Ultra".
Ajeno al trabajo de sus compañeros, el vocalista siguió su descenso En 1996, sufrió una sobredosis de speedball. La sustancia, una mezcla de cocaína y heroína que se administra por vía venosa, detuvo su corazón por dos minutos. En el estudio, Gore y Fletcher se compadecían de Gahan como persona, pero resentían el daño que sus acciones le provocaban al grupo. Las primeras sesiones con el cantante fueron un desastre: no podía desempeñarse a la altura debido a su declive físico.
'Sister of Night' es la única grabación sobreviviente de ese momento oscuro, aunque lo que suena en "Ultra" no es una sola toma, sino un collage hecho de varias partes en las que Gore y Fletcher consideraron que Gahan daba en el blanco. Una estadía en rehabilitación fue necesaria para traer de vuelta al hombre de antaño. Tras ese engorroso proceso, que implicó en sus primeros días tenerlo amarrado a una cama sufriendo de abstinencia, la banda recién pudo recuperar a su frontman.
Contemplar la muerte
Había una enorme presión sobre cada integrante de Depeche Mode. Partiendo por Gahan, obligado a recomponer su vida personal y encarar los procesos que eludía a base de inyecciones, como su paternidad y su trabajo musical. Por otra parte, Gore se sobreponía de la muerte de su padre mientras intentaba tapar el enorme vacío dejado por Alan Wilder, pieza vital del trabajo de estudio desde su ingreso a la banda. Encima de todo debía estar Fletcher, el conciliador, siempre tendiendo puentes entre sus compañeros, cuya relación todavía no mejoraba.
Pese a las fricciones entre Gahan y Gore, que aún siguen (en el reciente "Spirit" hubo una pugna sobre quién componía más), su nexo es irrompible. Hablando con MTV, Gahan reveló una anécdota de su primera visita a Chile que grafica la naturaleza de su vínculo. El paso del grupo por Santiago estuvo lleno de emociones: susto por los desmanes del superclásico en el Estadio Nacional, pena durante el minuto de silencio por la muerte de Andrés Bobe (durante el que también se pensó en Kurt Cobain), éxtasis por un concierto recordado por la banda como uno de los mejores de la gira. Después del show, Gore se puso cariñoso con unos tragos de sobra y le dijo a Gahan que lo consideraba el canal mediante el que Dios le enviaba sus canciones. Viniendo de un tipo obsesionado con la religión, inserta a lo largo de la discografía de Depeche Mode como parte habitual de su imaginario, son palabras poderosas que explican la simbiosis tipo Townshend/Daltrey entre ambos.
En el documental "101", puede verse a Martin Gore comprando música country. Basado en el acercamiento a ese género que supone 'The Bottom Line', cantada por Gore y asistida por una pedal steel, Trevor Barker, autor del libro "Dave Gahan: Depeche Mode and the Second Coming", plantea que "Ultra" asume una postura country: sentarse en un porche a contemplar la propia mortalidad. En broma, Gahan dejó entrever que pensaba algo similar. Entrevistado en Australia, descartó la teoría de que 'Barrel of a Gun' (que significa: cañón de una pistola) hablara acerca de su intento de suicidio y posterior sobredosis: "No es particularmente sobre la muerte", dijo para luego tomar una pausa, reírse y añadir "pero el resto de las canciones sí".
En aquel entonces, el morbo de la prensa dejaba caer su peso encima de Depeche Mode. Cada palabra que Gore puso en la boca de Gahan en las canciones de "Ultra" fue leída y releída por periodistas ansiosos de satisfacer el morbo público. Esperaban referencias abiertas a los excesos de Gahan, olvidando que el grupo se negaba a tocar en vivo 'People Are People' porque les avergonzaba la obviedad de la letra. Hastiado, Martin Gore declaraba públicamente su molestia con el enfoque farandulero de los medios en torno al disco. "La cobertura que hemos recibido no atraerá a nadie. Esto es historia vieja para mí", le dijo al Independent.
Lo cierto es que "Ultra" recibió un fuerte empujón publicitario gracias a las historias del cantante, dispuesto a contarlo todo con lujo de detalles en su intento de purgar sus malestares, aunque luego empezó a solicitar que no se le consultara al respecto en las entrevistas, arrepentido de haberse expuesto a la siempre cruel estigmatización. Tampoco dañó la promoción que el oscuro video de 'Barrel of a Gun', dirigido por Anton Corbijn, explotara la imagen de un Dave Gahan que no necesitaba actuar para transformarse ante el lente en la personificación del tormento.
Música de sanación
Las cosas eran frágiles para Depeche Mode en 1997. De salir de gira, ni hablar. A Gahan le asustaba la mera idea de volver a una rutina que, sí o sí, facilitaría su acceso a las drogas que, con esfuerzo y de forma estoica, estaba logrando dejar. Mientras se limpiaba, con "Ultra", alcanzó nuevas cimas como vocalista, explorando nuevas facetas y logrando otro nivel de profundidad. La evolución era notoria: su desempeño fue uno de los aspectos más aplaudidos del disco.
Pero no sólo Gahan resultaba descollante. El trabajo de Martin Gore en "Ultra" es loable: asumió la dirección musical de Depeche Mode de manos de un genio como Alan Wilder y no tambaleó con semejante peso sobre sus hombros. De cierta forma, el álbum marca un regreso a su zona de confort, las máquinas y la música más cerebral. Para Gore, "Songs of Faith and Devotion" fue una rockera salida del libreto que debía retomarse. "Ultra" se entiende mejor como secuela de "Violator".
Massive Attack era uno de los grupos de cabecera de Martin Gore y es evidente su influencia en las atmósferas, no así en las cadencias, de "Ultra", trabajadas con el productor Tim Simenon, que bajo el nombre Bomb the Bass ya había probado suerte en el trip hop, entre otras variantes electrónicas. Salvo por la delicadeza que aportan detalles como las sublimes cuerdas de 'Home' o el sorpresivo vibráfono de 'Jazz Thieves', el disco tiene un clima más bien denso, a veces amenazante, muy acorde a la estética rica en texturas cultivada por la escuela de Bristol.
Pese a la afinidad, "Ultra" de ninguna forma responde a la definición de trip hop. Es, de tomo y lomo, un álbum que sólo Depeche Mode podría haber firmado. Un fruto del acervo de Gore, amante de la música clásica y del cabaret berlinés tanto como del pop de sintetizadores y de las vanguardias sonoras europeas. Su selección de invitados habla de eclecticismo puro: Doug Wimbish de Living Colour toca el bajo en 'Useless', el baluarte country BJ Cole ejecuta la pedal steel de 'The Bottom Line', que también incluye al fallecido batero de Can, Jaki Liebezeit.
La mera existencia de "Ultra" es un triunfo en sí misma. Fue el disco que los trajo de vuelta del abismo, después de una temporada que pudo haber terminado con el grupo disuelto, una posibilidad que fue seriamente evaluada en el punto más tenso de una historia que terminó bien. A través de los videos de Anton Corbjin, se aprecia la mejoría de Gahan. De ser un crooner maldito de aspecto precupante en 'Barrel of a Gun', pasa a sacar risas con el ridículo personaje que encarna en 'It's No Good' y, a la altura de 'Useless', revierte su condición de zombie para volver a lucir como un humano. Puede que "Ultra" sea sombrío, pero es música de sanación.
Fuente: Rockaxis.com