Perdimos la magia en Depeche

 Perdimos la magia en Depeche







Pocos se han atrevido a dejar una banda en el pináculo del éxito, pero Alan Wilder no tuvo inconveniente en encarnar un caso así cuando sintió que la magia de Depeche Mode se había esfumado.

Ese fue su verdadero motivo para marcharse en 1995, por encima de los desacuerdos, la frenética vida de gira, su pánico a los aviones y los menús que ofrecían, cada madrugada, cocteles de heroína y cocaína.

Pionero del sampleo y cerebro musical de una de las bandas electrónicas más importantes de la historia, hoy Wilder es claro: nada lo hará reunirse con Dave Gahan, Martin Gore y Andrew Fletcher, aun cuando a Depeche se le siga cuestionando el retorno del hombre que definió su sonido.

“¡Millones de libras esterlinas me harían volver!”, bromea Wilder desde Inglaterra.

"No, nunca he considerado anunciar mi regreso, lo veo muy improbable. Paradójicamente, aunque Songs of Faith and Devotion (número uno en 17 países en 1993) fue nuestro mejor álbum, al final de la grabación perdimos la magia en Depeche. Quizá no se sepa, pero la banda era, y es todavía, una unidad muy rígida. No sé si alguna vez pertenecí realmente a la "pandilla Depeche" ".

En la época que rodeó la salida de Alan, Depeche se besaba con el diablo: Fletcher sufría su peor colapso nervioso, Gore era arrestado en Denver tras dañar un hotel en una fiesta de tintes romanos y Gahan ingresaba de emergencia en el centro Cedars Sinai de Los Ángeles con agujas colgando del brazo, declarado muerto dos minutos y resucitado con electrochoques.

Todo eso, a partir del Devotional Tour, gira con 158 shows y a la cual la revista Q calificó como "la más enferma de la historia".

"Los mitos acerca del Devotional Tour se han salido de control. En realidad, no fue más destructivo que otras giras de Depeche Mode. Cada uno tuvimos nuestra "aventura" aledaña a un gran espectáculo. Muchas cosas sucedieron y las tensiones fueron altas, pero no fue la gira, sino el ambiente previo, en el estudio, lo que se volvió intolerable".

"Recuerdo muy bien la visita a México (diciembre de 1993). Fue genial, ¡el público estaba demente!", expresa el creador de pasajes sonoros para "Personal Jesus", "People Are People" y "Enjoy The Silence".

Alejado de glorias colectivas y frustraciones individuales, el londinense hoy dedica todo a Recoil, proyecto que nació en 1986 y que cuenta con seis álbumes.

"No sé a qué lugar me lleve la música en esta ocasión, pero esto representa la mitad de la diversión. Me enorgullece estar abierto a todo, por eso los discos de Recoil incluyen varios estilos. Soy amante de lo interesante, sea trabajando con otras personas o en soledad".

"Diría que Recoil superó su rabiosa adolescencia y ahora es como un adulto gruñón. A mis casi 50, soy feliz así".